miércoles, 27 de diciembre de 2017

CUENTO EL PEQUEÑO PESCADOR

EL PEQUEÑO PESCADOR

Había una vez un pequeño pueblo de la costa, donde vivía un niño aun pequeño pero no lo suficiente como para no tener un sueño en la vida.
Lucas vivía muy cerca del mar con sus padres y su aún muy pequeña hermana, de apenas meses de vida. La casa donde vivían era un jacal hecho con palmas y elementos de la región.
Su padre y su abuelo eran pescadores y cada amanecer, Lucas los veía ir al puerto con sus redes y cañas de pescar, los miraba preparar sus humildes embarcaciones y víveres para el día, a veces eran para dos o tres días en los que Lucas, al caer la tarde, corría a esperarlos y ver que maravillas habían atrapado.
Lucas amaba el mar y los peces, amaba el sol y la arena que lo rodeaba, iba a la escuela del pueblo pero su mayor sueño era ser pescador como su padre y su abuelo.
Solo había un problema, cada día él crecía más y aún no había navegado ni una sola vez en el mar, ni mucho menos había tocado una red o caña de pescar, pues eran las herramientas de trabajo de su padre y no se le tenía permitido jugar con ellos o usarlos porque adquirir nuevas, si algo les pasaba, era muy costoso y ellos eran gente humilde.
Cada navidad y cumpleaños, Lucas pedía de regalo un equipo de pesca, pero no se lo concedían, apenas alcanzaba para ropa, una pelota o golosinas, y muchas veces, sobre  todo en navidad, era un regalo que debía compartir con su hermanita.
Cerca de la casa de Lucas, vivía una anciana que se dedicaba a elaborar hamacas. Como ya era tan vieja, a veces le pedía a Lucas que le ayudara en su labor a cambio de frutas de su huerto.
Una tarde mientras tejían una fina hamaca de colores brillantes, Lucas le contó a la anciana cuál era su sueño de toda su corta vida:
Algún día seré pescador –dijo ilusionado. Seguramente uno de estos días podré comprar mi caña y mi red –agregó.
La anciana después de un suspiro, dijo:
¿Has visto las estrellas en las noches despejadas? –con voz pausada.
Lucas contestó: son bellas pero no tanto como el mar.
La anciana levantó la mirada del tejido y viéndolo fijamente comentó:
-Quizá no las has visto bien, su belleza está en su magia!, cuando una estrella fugaz, aparezca frente a tus ojos, pon la mano en tu corazón y pídele eso que tanto deseas -finalizó.
Lucas se quedó callado. Pero pensó: desde está noche esperaré esa estrella que cumple deseos.
Así lo hizo, noche a noche dedicaba horas a esperar una estrella fugaz, días, semanas, meses. Una noche cansado de tanta espera, corrió cerca de la orilla del mar, al sentir el agua en sus pies se detuvo y gritó: “porque ni las estrellas me cumple mi sueño?” Y volvió triste a casa.
La noche siguiente, la anhelada estrella fugaz hizo su aparición, Lucas que como siempre esperaba cerró sus ojos, puso su mano en el corazón y dijo:
-Estrella que cumples deseos, quiero ser un buen pescador como papá y abuelo- y se fue a dormir sintiendo que lo había logrado.
Los días pasaron y nada cambio. La anciana un día menciono de nuevo la dichosa estrella y Lucas replicó:
-Esas son mentiras, no cumple los deseos.
Y entonces en un sueño, la estrella le dijo a Lucas:
.Querido niño, tu deseo ha de cumplirse, no como un milagro en el que tu equipo de pesca aparezca por arte de magia, el tiempo llegara.
Llegado el invierno y el mal tiempo, los pescadores dejaron de adentrarse al mar. Una noche el abuelo de Lucas lo llamó a su regazo y le dijo:
-Ya soy muy viejo –con coz cansada-, no tengo las mismas fuerzas que en la juventud me llevaban al mar.
Lucas lo miraba con curiosidad de oír más.
-Pronto habrá buen tiempo –dijo el abuelo- y empezaré a enseñarte la herencia que debpo dejarte, te enseñare a pescar.
Lucas no podía creer lo que oía, lo abrazó fuertemente y espero con ansías la llegada del buen tiempo.


 Mirabal Jaimes Ángel Omar

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

CUENTO ¿QUIÉN SOY?

¿QUIÉN SOY? Estaba llegando a mi plantel cuando empecé a sentir las consecuencias...