EL PEQUEÑO PESCADOR
Había una vez un pequeño
pueblo de la costa, donde vivía un niño aun pequeño pero no lo suficiente como
para no tener un sueño en la vida.
Lucas
vivía muy cerca del mar con sus padres y su aún muy pequeña hermana, de apenas
meses de vida. La casa donde vivían era un jacal hecho con palmas y elementos
de la región.

Lucas
amaba el mar y los peces, amaba el sol y la arena que lo rodeaba, iba a la
escuela del pueblo pero su mayor sueño era ser pescador como su padre y su
abuelo.
Solo
había un problema, cada día él crecía más y aún no había navegado ni una sola
vez en el mar, ni mucho menos había tocado una red o caña de pescar, pues eran
las herramientas de trabajo de su padre y no se le tenía permitido jugar con
ellos o usarlos porque adquirir nuevas, si algo les pasaba, era muy costoso y
ellos eran gente humilde.
Cada
navidad y cumpleaños, Lucas pedía de regalo un equipo de pesca, pero no se lo
concedían, apenas alcanzaba para ropa, una pelota o golosinas, y muchas veces,
sobre todo en navidad, era un regalo que
debía compartir con su hermanita.
Cerca
de la casa de Lucas, vivía una anciana que se dedicaba a elaborar hamacas. Como
ya era tan vieja, a veces le pedía a Lucas que le ayudara en su labor a cambio
de frutas de su huerto.
Una
tarde mientras tejían una fina hamaca de colores brillantes, Lucas le contó a
la anciana cuál era su sueño de toda su corta vida:
Algún
día seré pescador –dijo ilusionado. Seguramente uno de estos días podré comprar
mi caña y mi red –agregó.
La
anciana después de un suspiro, dijo:
¿Has
visto las estrellas en las noches despejadas? –con voz pausada.
Lucas
contestó: son bellas pero no tanto como el mar.
La
anciana levantó la mirada del tejido y viéndolo fijamente comentó:
-Quizá
no las has visto bien, su belleza está en su magia!, cuando una estrella fugaz,
aparezca frente a tus ojos, pon la mano en tu corazón y pídele eso que tanto
deseas -finalizó.
Lucas
se quedó callado. Pero pensó: desde está noche esperaré esa estrella que cumple
deseos.
Así
lo hizo, noche a noche dedicaba horas a esperar una estrella fugaz, días,
semanas, meses. Una noche cansado de tanta espera, corrió cerca de la orilla
del mar, al sentir el agua en sus pies se detuvo y gritó: “porque ni las
estrellas me cumple mi sueño?” Y volvió triste a casa.
La
noche siguiente, la anhelada estrella fugaz hizo su aparición, Lucas que como
siempre esperaba cerró sus ojos, puso su mano en el corazón y dijo:
-Estrella
que cumples deseos, quiero ser un buen pescador como papá y abuelo- y se fue a
dormir sintiendo que lo había logrado.
Los
días pasaron y nada cambio. La anciana un día menciono de nuevo la dichosa
estrella y Lucas replicó:
-Esas
son mentiras, no cumple los deseos.
Y
entonces en un sueño, la estrella le dijo a Lucas:
.Querido
niño, tu deseo ha de cumplirse, no como un milagro en el que tu equipo de pesca
aparezca por arte de magia, el tiempo llegara.
Llegado
el invierno y el mal tiempo, los pescadores dejaron de adentrarse al mar. Una
noche el abuelo de Lucas lo llamó a su regazo y le dijo:
-Ya
soy muy viejo –con coz cansada-, no tengo las mismas fuerzas que en la juventud
me llevaban al mar.
Lucas
lo miraba con curiosidad de oír más.
-Pronto
habrá buen tiempo –dijo el abuelo- y empezaré a enseñarte la herencia que debpo
dejarte, te enseñare a pescar.
Lucas
no podía creer lo que oía, lo abrazó fuertemente y espero con ansías la llegada
del buen tiempo.
Mirabal Jaimes Ángel Omar
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