LA FLOR ESPECIAL

Quedaban tan solo ocho días para el gran día y sin ayuda de nuestro padre no había mucho que
pudiéramos hacer, además había algo más en contra; que estábamos ya de
vacaciones, por lo que no nos daban mucho tiempo para salir solas.
Al día siguiente nos escapamos, fuimos al campo de
nuestra abuelita, pero no hubo mucho para escoger de su pequeño jardín.
Después de tantas decepciones, nos atrevimos a entrar al
jardín abandonado de una señora que vivía a las afueras de la ciudad, se decía
que era muy mala y grosera, porque había vivido 40 años de su vida sola, y
todos nuestros vecinos cuando la encontraban la ignoraban. Nosotras hicimos la
excepción y decidimos seguirla hasta poder entrar a su casa, lo que nos ayudó a
descubrir que aquella viejecilla era ciega y para nada mala. Ella era María, se
ofreció muy amablemente a ayudarnos y continuar con nuestra búsqueda de la flor
más bonita del mundo.
Nos dijo que le
hubiera gustado haber hecho lo mismo con su madre, pero lamentablemente la
abandonó cuando supo que era ciega. Después de tantas horas de plática,
olvidamos en concentrarnos en la búsqueda de la flor. Más bien nos enfocamos en
darle ánimos a aquella viejecilla que de amor estaba muy necesitada.
Habíamos terminado tan cansadas de la aventura con María
que nos dormimos más de lo acostumbrado.
Regresamos con María le explicamos que nuestro tiempo se
agotaba, nos dijo que cualquier regalo es perfecto si lo hacemos de corazón. Cuando ya solo faltaban nueve horas para el
gran día, nos desesperamos tanto mi hermana y yo, decidimos pasar la noche
dibujando aquella flor que a diario imaginábamos, ya que no se nos ocurrió otra
cosa para hacer.
Cuando mamá entró por la puerta para hablarnos, se acercó
y vio los dibujos. no preguntó más del porqué estábamos tristes, dijo que los
dibujos que habíamos hecho para ella eran de lo más bonito, y entonces
decidimos explicarle lo que había ocurrido. Señalando las flores nos dijo que
estábamos completamente equivocadas, puesto que habíamos ido a buscar una flor
sin saber que ya la teníamos en el corazón y solo teníamos que mostrarla.
Mamá y papá nos levantaron los castigos y también
aceptaron ir a casa de María, tanto ellos como nuestros vecinos se disculparon
y festejamos en su jardín el cumpleaños de mamá, fue la mejor celebración.
FIN
Madrigal de Dios Heidy Rut.
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