miércoles, 27 de diciembre de 2017

CUENTO ¿QUIÉN SOY?

¿QUIÉN SOY?



Estaba llegando a mi plantel cuando empecé a sentir las consecuencias de no haber dormido durante la noche, debido a que me quedé haciendo los resúmenes de la materia de biología.

Es normal que un alumno de tercer semestre de prepa tenga ciertas dificultades para dormir, para salir a fiestas, para ver películas o tener un fin de semana “cool” aunque tampoco es normal consumir ciertas drogas a los 16 años de edad y preguntarse al techo ¿Quién soy?

Nunca eh sido una niña muy complicada, me  cuestiono lo suficiente el por qué tengo que venir todos los días a un lugar que es aburrido y repetitivo, donde no me gusta estar, así que mi único desestres era fumarme un cigarrillo o comer un cuadro de LSD.
Para después sentir efectos algo locos y hacerme olvidar de eso por un rato…

En fin, cuando llegue a mi asiento, el profesor empezó a pasar lista antes de comenzar su clase, y lo curioso es que no necesité esforzarme para no dormir, porque mis compañeros son tan divertidos que me mantenían despierta. Para dar inicio a la clase, el profesor de matemáticas que por cierto me caía muy bien pero su clase no se me daba, nos preguntó ¿Que es un número imaginario? ¿Cuándo usaré yo un número imaginario? Pero en fin, es lo que quieren que aprendamos.
Luego de un rato de explicarnos, y ejercitar lo aprendido, nos dice:
¿Alguna duda? –tenía una sonrisa rara al notar que las manos no se alzaban, ni el más inteligente lo hizo, quizás no sospechaba que el 50% de mis compañeros no entendían nada.

-Yo tengo una duda, digo, sé que es algo incómodo, sé que no es el lugar, pero ¿Quién soy? Mis compañeros empezaron a reír como siempre, sabía que les causaría gracia pero la verdad no me interesaba, pero si vengo al plantel a aprender no debo quedarme con duda alguna.

-No es lugar para preguntarme eso, soy tu profesor y amigo pero la verdad no sé qué responder a tu pregunta, eso depende de ti,- dijo mi profesor.
Seguramente él no se cuestionaba por las noches o al menos eso pensé al escuchar su respuesta.

Mejor me quedé callada tomé mis auriculares para calmarme y olvidar ese mal rato y empecé a escuchar mi música favorita “The less i know the better” de Tame Impala.
Después del receso de 20 a 25 minutos –20 minutos que por cierto no daba para nada ese receso, estoy desde las 6:00 a.m. hasta la 1:00 p.m. y solo daban 20 minutos para almorzar ,es una burla. Fui a la clase de literatura, la profesora me parecía muy sabia y muy buena onda, así que sabía que al final de su clase sería una súper idea preguntarle mi loca pregunta.
Esperé dos horas hasta que terminamos y me acerqué a ella mientras ordenaba sus carpetas.
-Maestra ¿puedo hacerle una pregunta?
-Claro,-me respondió con una actitud agradable y una sonrisa amigable.
-Usted siempre nos habla de autores y muchas cosas más, sé que le gusta apoyar a los demás y también sé que la literatura le apasiona, podrá responderme sobre ¿Quién soy?, llevo toda la noche pensando eso.

-Dulzura, sí te hablo de autores no respondería tu persona, ya que eso es algo personal. Hay muchas cosas que podría decirte, pero tu respuesta escapa a lo que un autor pueda dejarte en su obra, púes tanto cultura como los pensamientos que te comprenden son diferentes.

-Está bien, maestra muchas gracias por tratar de ayudarme, que tenga un buen día.
Me preparaba para ir a clase de historia, sin duda mi profesor sabía de conflictos y cambios históricos en la humanidad. Cuando terminó su clase, caminé hacia él y le dije que tenía una duda no referente a la clase.

-Tengo una duda algo complicada, ayer casi no pude dormir pensando en todo, dígame, nunca se ha preguntado usted ¿Quién es?, ¿de dónde viene?, ¿hacia dónde va? Sus propósitos y todo eso, ¿Qué es uno?

-Muchos hemos tenido esa duda mujercita, y creo que pocos la han podido responder. Si me preguntas del ser humano se le conoce como pensante, pero también como animal político, pero si me preguntas creo que somos más que un ser vivo, como los animales, vive sin un límite, y un fin, si quieres te puedo recomendar ciertos libros o películas que tal vez podrían ayudarte.

-Gracias profesor, le di la mano y me retiré de allí.
Solo trataba de conectar las opiniones y tener una propia, sólo faltaban dos horas de clases y podría irme a casa, no había sido una pérdida de tiempo haber preguntado a mis profesores, pues teniendo muchos puntos de vista, es cuando puedes hacer una opinión personal.

Terminaron las dos horas de inglés, tomé mi mochila y caminé hacia mi casa, aunque tenía mucho sueño me dirigí hacía una tienda y compré una galleta, un Arizona y por supuesto un cigarrillo. Me senté en una banca que había en el parque durante toda la tarde, mirando a las nubes jugar con el viento, pensando…

Habré estado unas cuatro horas mirando el cielo, ya estaba oscuro cuando empecé a caminar a casa. Mientras avanzaba la pregunta seguía insistente en mi cabeza, me percaté de un vagabundo recostado en la puerta de una iglesia, se notaba muy hambriento, quizás nadie le daba limosna para que compre comida, así que le di mi galleta y el Arizona. Cuándo me acerque a él me miro con tristeza pero a la vez agradecido.
-Amigo sé que no es mucho, pero tome esto para no pasar la tarde con el estómago vacío.
-Muchas gracias joven, es usted una buena persona.

-Luego procedió a comenzar su banquete y me retiré de ahí para darle su espacio.
Sin darse cuenta, me había dado un lindo regalo, me dijo quién era. Una pregunta que ninguna institución me pudo responder ¿Qué importa que carezca de fundamentos filosóficos, o no sé qué otras tonteras más? Ser “buena persona” me bastaba por hoy, pues al dormir ya no me preguntaría más quien era, tengo el corazón lleno. Pese que carezco de los conocimientos teóricos, sólo me siento humana.

Ysidro Hernández María José






CUENTO MI PRINCESA


MI PRINCESA




Había una vez en un reino muy lejano una princesa demasiado bella, vivía solo con su madre pues su padre había fallecido en una batalla de reinos, pero mientras estuvo vivo le dio los mejores momentos de su vida tanto a su esposa como a su hermosa hija.

La reina y la princesa vivían, gobernando a su pueblo de manera noble y justa. Aquella princesa crecía y crecía, se hacía grande y más hermosa con los años, hasta que llega la edad de sus dieciocho años, el reino haría un baile a su festejo, pues había que celebrarle a la princesa, todo el reino comenzó con los preparativos e inventaron a todo el pueblo para asistir, ya todo estaba listo.


Antes de que la fiesta fuera hacerse la reina hablo con la princesa:
—Hija, ya tienes dieciocho años y pronto deberás tener un príncipe a tu lado, no te impondré con quien estarás, aunque así deba ser, yo quiero tu felicidad y quiero que tu escojas con quien tendrás ese compromiso, así como el amor de tu padre y el mío fue verdadero quiero que el tuyo igual lo sea.

—Gracias madre —dijo la princesa dándole un abrazo.

Y así transcurrieron los días hasta que la gran fiesta llegó. Todo el pueblo y los otros reinados estaban unidos.
La princesa no estaba en búsqueda de un príncipe, ella estaba disfrutando de su festejo con el pueblo. Todos le decían lo hermosa que se veía con su hermoso vestido lila y su hermoso cabello rubio, hacían el conjunto perfecto.

Después de tanto bailar la princesa fue a sentarse junto a su madre, tanto fue lo que comió y bebió que debía ir al baño así que se levantó y fue, rumbo al camino un mesero tropezó con ella derramando en su hermoso vestido las bebidas que llevaba en la bandeja:

   Disculpe, disculpe —dijo el mesero mientras ayudaba a limpiarse.

   No te preocupes dijo la princesa —con su linda voz mientras se limpiaba.
Ambos levantaron los rostros y se miraron a los ojos durante dos minutos, él sonrió después de eso ella igual, pero el mesero estaba apenado.
   Disculpé su alteza, fui un tonto –—dijo mientras se arrodillaba.

   No te disculpes y ponte de pie fue sólo un accidente —dijo la princesa mientras sonreía.
Aquel mesero acompaño a la princesa al baño y se pasó la noche con ella, hasta que se despidieron.
El mesero al llegar a su humilde hogar se acostó a dormir y recordó toda la noche que paso con la princesa anhelando que volviera a suceder. La princesa de igual forma fue a dormirse en su habitación y de igual manera recordó la noche con aquel joven mesero, recordó todo hasta el tropiezo que tuvieron.
Al día siguiente el mesero le conto a su madre:
   Madre ayer fue la mejor noche, estuve con la princesa bailando, riendo y platicando —lo dijo con una mirada de soñador.

   Hijo, me alegra verte feliz, pero no te ilusiones con ella, tú eres de corazón humilde, somos de economía baja y ellos de alta que te hace pensar que tendrá algo contigo. Yo solo te lo digo por tu bien —dijo su madre muy triste.
El pobre joven se marchó muy triste, pensó las cosas y fue a ver a la princesa.
Llego al castillo entró y la busco por todos partes, en todas las habitaciones hasta que se toparon:
   Hola, lo abrazo y le dijo la princesa —pensé que no vendrías.

   Tenía que ver ese hermoso rostro que me ilumina —le respondió.
Él le dijo, después de irse a sentar en unas escaleras que el castillo tenía:
   Siento algo por ti que aunque es un tiempo mínimo el que estuvimos juntos, lo siento sé que es honesto, pero lo que también sé es que no es, correspondido tú eres una princesa y yo sólo un ciudadano del pueblo, es una diferencia enorme de economía, y solo venía a decirte esto que siento para que por lo menos tenga la satisfacción de que te lo dije, eres mi princesa, la más hermosa aunque no pueda tenerte —dijo con la cabeza hacia abajo y triste.

   Pero esto no es imposible, yo también siento algo por ti, y si se puede —dijo la princesa feliz.

   No se puede, el reino no lo aceptara, es algo complicado, yo no aumentaré tus riquezas —dijo.

   Eso no importa, mi madre lo aceptará —respondió ella.

   Lo dices ahora, pero más adelante no será así, yo lo sé —se levantó dándole un beso en la frente a la princesa.
La princesa se quedó desconcertada, no sabía que pasaba y comenzó a llorar y así se quedó dormida hasta el amanecer, se levantó y fue con su madre le contó todo lo que sucedió y lo que el joven le dijo, de igual forma le confesó a su madre de que ella deseaba que él fuera su futuro esposo, su madre le dio el sabio consejo de que fuera entonces a buscarlo porque bien dicen que si algo no viene a ti tú ve por él.

La princesa fue entonces al pueblo a buscarlo, busco y busco y aunque lo logro encontrar al encontrarlo:
   ¿Qué haces aquí mi princesa? —dijo el joven mesero asombrado.

   Vine por ti, me hiciste llorar al marcharte, el hecho de que no seamos de la misma economía no importa, todos somos iguales, mi madre te acepta, sabe que te quiero y nada nos impide estar juntos —dijo la princesa.

   ¿Es en serio?, yo también lloré, realmente te quiero, pero en mi pensar era imposible nuestro amor.

   Si es en serio y tranquilo ahora sabemos que podemos estar juntos – le dijo la princesa mientras lo abrazaba.

 Se mantuvieron abrazados por un buen rato y se decidieron a pasar una tarde juntos, dando vueltas en el pueblo entre risas, charlas, burlas, cantos y bailes, se dieron su primer beso y fue tan mágico, no cabe duda que a ambos la piel se le enchino, esa tarde fue sensacional.
Pasaron los días, meses y años y seguían juntos hasta que un día se casaron, juntaron sus vidas, el pueblo estaba emocionando, fue una boda preciosa, cumpliendo el sueño de ambos, su verdadero amor estaba unido, se amaban incondicionalmente y justo el día de su boda el ya príncipe le dijo:
   Esta noche tu belleza reluce aún más, no cabe duda que me has hecho el hombre más feliz, que a pesar de los problemas estas junto a mí siendo mi princesa y se cariño que no puedo vivir sin ti, porque eres tú amada mía quien me enseño que el amor verdadero si existe.
Y así fue y esa gran noche sellaron su amor con un beso.

FIN


Vargas Gómez Hana Daira

CUENTO LOS TRES SAPOS PRISIONEROS


LOS TRES SAPOS PRISIONEROS

Érase una vez, tres pequeños sapitos los cuales vivían en un canal. Los tres eran hijos de una famosa rana curandera de la que se rumoraban un sinfín de cosas: que era una hechicera, que no era de este mundo y que esto y que el otro, en fin, sólo una de esas cosas que se murmuraban era verdad; caña era hechicera, pero de las buenas, pues procuraba por el bien de los demás sapitos y de sus tres hijos principalmente.

Quichi, Leo y Vito siempre estaban ayudando a su mamá con sus encargos, que eran por ejemplo ojos de mosca, plantas curativas, opciones y esas cosas que las hechiceras usan. Siempre acostumbraban a ir los tres, pues si iban solos, no podrían hacer las mismas cosas que se hacen en equipo.

Un día, la madre de los tres sapitos les encargó un asunto importantísimo, el cual era buscar un Jacinto mágico, el cual pertenecía a un horrible ogro, el cual sólo entregaba sus más grandes tesoros si llevaban uno mejor o al menos aceptable,  por lo que primero tendrían que buscar que llevar a cambio. La madre de los tres sapitos les entregó una flor de oro que su abuelo le había obsequiado cuando apenas tenía diez años de vida. Se preguntarán, ¿por qué tal sacrificio?, pues pasa que aquel canal en el que vivían se estaba quedando sin jacintos , en los cuáles los demás habitantes construían sus hogares y confiaban sus vidas.

Era el deber de la hechicera proteger su aldea, así que con mucha tristeza la anciana entregó su mayor posesión a sus hijos para así poder salvar a la vida de decenas de familias que pronto no tendrían lugar donde pasar las primaveras ni los fríos inviernos.
Fue entonces que los tres sapitos emprendieron su viaje,  el cual duraría varios días, pues el dichoso puente del otro se encontraba muy lejos y el camino para llegar a este era muy peligroso.

Pasaron un par de días caminando en línea recta sin encontrar al supuesto ogro y su puente.  Al llegar el medio día tomaron un pequeño descanso a la orilla de un pequeño Pero cristalino estanque, el cuál encantaba a cualquier ser vivo que lo viera.
Quichi, el sapito mayor decidió posarse en una hoja de estanque para poder beber un poco de la tentadora agua, a lo que sus hermanos menores le siguieron dejando la bolsa que tenía guardada la flor de su madre en un rincón.

Al bajar sus cabezas para poder beber vieron en vez de sus reflejos en el agua a hermosas ranitas que coquetamente los invitaban a nadar con ellas. Los inocentes sapitos aceptaron y se aventaron al agua con mucha alegría y sin medir riesgos, ni pensar en que le podría pasar a la flor si la descuidaban.

Al caer fueron arrastrados al fondo del estanque por aquellas criaturas que al sumergirse cada vez más, parecían todo menos las bellezas que recordaban haber conocido. De repente despiertan en una ciudad sub acuática, en la cual sólo vivían horribles y grotescas pirañas que sabían acerca de la flor que los sapitos tenían.

Los sapitos fueron mandados a encerrar y fueron interrogados durante tres días sin obtener ninguna respuesta de sus bocas.
Leo el hermano mediano, se ideó un plan, en el cual guiaría a las pirañas hacia una flor falsa y así liberar a sus hermanos.

Al siguiente día Leo solicitó hablar con una Piraña guardia para dar inicio a su plan. Leo dijo a está que revelaría la ubicación de la flor, sólo si se liberaba a sus hermanos.

La Piraña aceptó y liberó a los hermanos pero los volvería  a encerrar si la flor no aparecía.
Leo apresuró a buscar una flor cualquiera para Entregarla a  las pirañas en la orilla del estanque. Las pirañas no notaron nada extraño ya que Leo había pintado la flor de dorado. Leo bajo en busca de sus hermanos para salir una vez por todas de aquél lugar.

Todo parecía marchar acordé al plan. Los hermanos casi salían a la superficie, cuando pronto una horda de pirañas los acorraló. La flor había destintado  todo su color.
Los sapitos se encontraban en serios problemas. Fueron llevados a la corte, donde fueron condenados a una eternidad bajo el agua. Sólo les quedaba desear con todo su corazón poder salir de prisión.

Los sapitos rogaban al cielo ayuda pero de tanto rogar sus esperanzas de agotaban.
De pronto Vito, el menor comenzó a destellar un brillo muy peculiar que asustó a sus hermanos. Vito empezó a abrir los tubos de la cárcel con sus andas, ¡tenía una tremenda fuerza!

Los hermanos salieron disparados hacia la superficie y a la vez asombrados por tan peculiar poder.
Al salir preguntaron a Vito que había pasado, pero ni el mismo sabía.
Encontraron la flor destellando de igual forma que Vito; esta flor era milagrosa y había estado escuchando las plegarias de los sapitos.
Fue donde entendieron el gran sacrificio de su madre al entregar tan especial regaló para salvar a su aldea.

Pronto fueron guiados por hadas al puente, donde el ogro se encontraba y ahí le entregaron su preciada flor de oro, contándole las maravillas que esta podía hacer. El otro vio a través de sus corazones, viendo el gran sacrificio de la hechicera y porque de la necesidad del Jacinto mágico.

El ogro, esbozó una gran sonrisa, y les dio el Jacinto permitiéndoles conservar su flor.
Los sapitos volvieron, pusieron el Jacinto sobre el agua y todo floreció de nuevo. La hechicera estaba muy feliz y los sapitos hicieron felices por siempre.

FIN

 Taracena García Ninfa Seleny

CUENTO ¿QUIÉN SOY?

¿QUIÉN SOY? Estaba llegando a mi plantel cuando empecé a sentir las consecuencias...