LA AVARICIA DEL HOMBRE
Un hombre todas las
noches antes de irse a dormir siempre imaginaba como sería su vida si tuviera
todas aquellas riquezas que anhelaba, que sucedería cuando se convertiría en un
hombre con poder y mucha fama.
Una mañana se levantó
decidido a vender todo lo que poseía…al atardecer no tenía nada más que ofrecer
a las personas, puesto que se había desecho de todas sus cosas. Busco un buen
lugar para vivir y lo le quedo de su gran tesoro lo oculto cerca de una cueva
que había en su hogar.
Todos las noches
imaginaba que alguien se quería adueñar de sus riquezas y con frecuencia en las
mañana iba a inspeccionar el lugar para asegurarse de que nada le había
ocurrido.
Un hombre que pasaba
seguido por ese rumbo todas las mañanas miraba como aquel hombre iba
desesperado a aquella cueva y decidió investigar qué era lo que frecuentaba con
desesperación y con miedo. Al ver las riquezas que poseía no dudo ni un segundo
en tomarlos, ya que estos al parecer no estaban muy bien protegidos.
A la mañana siguiente el
hombre llego y al ver que dicha cueva estaba vacía con desesperación y lágrimas
en los ojos comenzó a gritar:
-¿Me han robado, oh, dios
mío…que alguien me ayude!
Un anciano que pasaba lo
miro y le dijo:
-Hey, tu…¿Qué pasa,
porque gritas?
A lo que el respondió
contándole todo lo ocurrido…
-Creíste que tener un
lingote te volvería invencible, y te deshiciste de todas aquellas cosas que
eran útiles para ti. Ese lingote no te ofrecía nada, solo el gusto de poder
apreciarlo y te sentiste rico y poderoso. Ahora, regresa a casa y cuida bien
tus cosas…
Pero ese era el problema,
su casa estaba vacía, pues había vendido todo por tener ese lingote.
Moraleja: Hay que valorar las
cosas que poseemos. Guardar riquezas no sirve de nada, las cosas se deben
valorar por su papel en la vida y porque nos la hacen más placentera y
agradable.
-ZARAHÍ GARCÍA TORRES.
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