CUENTO DISTINTOS EN UN FONDO DESABRIDO

DISTINTOS EN UN FONDO DESABRIDO

Hubo una vez, un mundo común, con gente común y ambiente común, con sentimiento común y pensamiento común; en ese mundo común se encontraban regados por lugares desconocidos personas distintas y llenas de peculiaridad que se sabían diferentes al resto y, cada uno de estos distintos tomaba su peculiaridad de distintas formas. Los había escritores, músicos, pintores,  poetas, personas con la capacidad de ver a trasfondo y transformar lo insignificante en lleno de gracia y belleza… Locos, los llamaban.

En fin, en un lugar desabrido se encontraba una chica distinta que tomaba su peculiaridad con amargura, se sentía aburrida y desadaptada, y vagaba por el mundo aferrándose a insanos recuerdos momentáneos.

Esta chica distinta, se encontró con un distinto más, para su extraña y divina suerte; este distinto se cruzó en su camino como una boya en medio de un océano inhóspito y, con el tiempo, el distinto se convirtió en su mundo.

Luego de muchos intentos externos y situaciones inesperadas, cierto día cayó la venda de sus ojos y descubrieron la capacidad de complementarse entre ellos.

Se habían enamorado.

Él… ¿qué no le gustaba a ella de él?

Adoraba sus ojos tranquilizadores y profundos como piscinas de perdición, le parecía hermosa esa forma en la que el carmesí se expandía por su cara entera y la manera en la que el trataba  de cubrir su boca al reír para reprimir las carcajadas que a ella le parecían la cosa más tierna que había escuchado jamás, simplemente la habían vuelto loca, sin contar que su forma de pensar se unía a la de ella de una forma que le aturdía pero le causaba un calor acogedor en el corazón donde él se había instaurado.

Desafortunadamente, no todas las historias que parecen bonitas prometen finales felices, y la reciprocidad puede ser la más dulce de las mieles o el arma más letal que se puede empuñar.

El destino une personas en los momentos correctos para enseñarte las cosas indicadas y las oportunidades son lo mejor que puede presentar un mundo desabrido.

Fátima Itzanamí Hernández Izquierdo.