JON, EL PERRO
Una
mañana un oso joven, que iba rumbo a su escuela, le preguntó
—Usted,
señor Jon ¿Por qué sale mojado, si eso le puede hacer daño?
El
perro Jon respondió con un chasquido de lengua, restándole importancia al
asunto
—Siempre
he estado mojado, y nunca me ha pasado nada malo —dijo
—Jamás
en el frío, señor. Mi padre me cuenta que su trabajo era en lugares cálidos, y
además su horario no incluía la madrugada o la noche
—Puedo
decirle joven, que soy un hombre conocedor.
—Jamás
se puede saber demasiado, señor Jon, sino fíjese en mí —el perro trabajador
miró al joven oso y no notó nada—. Es
más profundo que con sólo una mirada, en una carrera de autos, choqué con otro
competidor y parte de mis órganos se dañaron. Fui necio cuando me advirtieron.

El perro Jon no se cuidó, a pesar de que se lo advirtieron,
y aunque hubiera aprendido ahora, ya era tarde.
La salud no tiene precio, y el que la
arriesga es un necio.
Cupil Jiménez Guadalupe Montserrat
No hay comentarios.:
Publicar un comentario